Aunque haya pasado ya un tiempo desde que finalicé el libro voy a intentar haciendo uso de mi insuficiente memoria sacar el mayor número de conclusiones al respecto. Además voy a analizar situaciones desde mi propia perspectiva, recordando como ha sido mi infancia en relación a mi alimentación.

Siempre he sido un niño muy activo en cuanto a ejercicio, desde pequeño me ha gustado jugar a fútbol tal vez por eso mismo nunca he sido un niño con sobrepeso, aunque si que es cierto que ante la mala influencia de mis propios padres, los ultraprocesados estuvieron a punto de ganarme la batalla. 

Por suerte, para mi, el deporte siempre ha sido mi prioridad y gracias a ello, cuando vi que ya no rendía de la misma forma por tener unos kilos de más, mi cabeza cambió el chip y me dijo basta. 

Sin lugar a dudas fue un gran punto de inflexión en mi vida, la balanza entre deporte o disfrutar de la comida (en aquel entonces mis gustos no eran muy amplios, y el azúcar me generaba placer instantáneo) se decantó hacia el lado correcto.

Aún asi, mi alimentación seguía influenciada por la compra de mis padres, y lo sigue estando, aunque actualmente estoy independizado en una gran ciudad por mis estudios y puedo organizarme adecuadamente mi alimentación, la cual no es ni mucho menos perfecta pero si mejor que la que llevaba antiguamente o la que llevo cuando bajo a mi hogar de siempre.

Algunas personas no entienden o no llegan a creerse que los alimentos procesados son dañinos para la salud, o por lo menos eso pienso yo porque hacen como que a ellos no les va a afectar. Y es que bajo mi punto de vista, el cual no tiene ninguna validez científica, aún no hemos experimentado el verdadero efecto de los ultraprocesados, y es que si bien es cierto que ya hace unos años se empezaron a comercializar, la cantidad de consumo de estos no era como la que vivimos hoy en día. Hablando desde el punto de vista de mi generación ( yo nací un 5 de noviembre de 2002), cuando era pequeño lo habitual era pedir un par de euros a mis padres para a la hora del recreo ir a la cola de la maquina expendedora del colegio para comprarme los famosos monchitos, que he de decir que estaban buenísimos, y luego por la tarde al salir del colegio irme a una tienda cercana a comprarme un paquete de palomitas. Obviamente, no se le puede obligar a nadie a no consumir estos productos, y más cuando los ves a diario con anuncios increíbles donde se puede apreciar la felicidad de las personas como si estos productos se la diesen por arte de magia.

Puede ser que si que lo hagan, pero si algo he aprendido en la vida es que todos los placeres instantáneos son los peores, por que a la larga te dejan un vacío dentro de ti que te hace querer más y más como si fuese un cajón sin fondo.

Para acabar ya con este resumen del libro/de mi vida. Me gustaría recalcar de forma general algunos temas. No hagas caso a la opinión de la gente, la mayoría está envuelta por la “matrix” donde su cerebro ha sido lavado por la industria de los ultraprocesados y se tragan sus mensajes. Por otro lado, come comida real, desde la existencia del ser humano, la especie ha comido alimentos que no se les ha modificado su matriz alimentaria, acostumbrando al organismo a sacar el máximo rendimiento a los nutrientes de cada uno de ellos.

No todos los enfermos son obesos, algunos de mis amigos o todos piensan que su salud se mide según su peso, y por eso no cuidan la alimentación, pero como ya he dicho los problemas no llegarán todavía, tenemos que darle unos cuantos años para ver si realmente tenía razón. Y si por algún casual no tengo razón, para defenderme voy a comentar también que obviamente la alimentación no es el único factor a tener en cuenta, también influye el factor genético, el estilo de vida y muchas más cosas, las cuales la suma de todas ellas serán las que hablen en el futuro.